Arvenses
Antes; malezas, luego arvenses y finalmente alimento, así es, esto sucedió con muchas de las plantas que hoy tenemos dentro de nuestra dieta. Ah, me pregunto; el hombre nació y en su genética tenia un detector de malezas a las cuales les imponía la mano o mejor le pasaba la mano por encima y algo por dentro se encendía y le decía que esa no se podía comer. Pues bueno, puede que para algunos así sea, pero para los que comemos malezas no es así; la lógica nos indica otras cosas, considero que con una gran hambre y viendo comer a los animales hierbas del piso, nos vimos motivados a imitarlos, finalmente es lo que hemos hecho durante la historio del planeta.
Una gran mayoría de las plantas que están en el planeta podemos decir que son comestibles, partiendo que la mayoría son consumidas por los animales, están registradas aproximadamente unas 10.800 especies de las cuales la cuarta parte son comestibles. Cuando revisamos la historia alimenticia del hombre o mejor cuando nos adentramos en la antropología de la alimentación, nos encontramos con que el hombre en el Paleolítico, era un ser omnivoro que consumía bastantes vegetales.
De acuerdo con la antropogenesis, en los estómagos de momias de los primeros simios se han encontrado vestigios de hierbas. Su dieta era vegetariana y predominaba la dieta arborícola; frutos, hojas, flores y raíces, de las cuales aún conservamos algunas costumbres.
El autralopithecus consumía frutas y vegetales y ocasionalmente era omnívoro, hace un millón de años, onmívoro y carroñero.
En el Neolítico, comprendido entre hace 10.000 y 1.800 años antes del año cero, se inicia la agricultura y la domesticación de animales.
En algún momento fueron arvenses, otrora no se les tenia como alimento pero por alguna extraña circunstancia se convirtieron; la rúcula, la avena, el diente de león, la acelga y en fin una gran variedad, que poco a poco iremos nombrando.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), avala -un poco- mas o menos de 110 especies.
Muchas especies se consideran no aptas para consumo humano, aunque en la actualidad con el auge de la comida gourmet y otras corrientes gastronómicas, se han venido aceptando especies que hasta hace poco no se nos pasaban por la cabeza.
La humanidad cuenta con un inventario mayor a las 12.000 especies, pero para ser un poco mas precisos podemos tomar la lista de Kunkel (1984) en la cual se registran 12.650 especies, la lista actualizada a esta época pasa de las 15,000 especies.
Si asumimos que el 25% de las flores del mundo fuesen comestibles, entonces de las 270.000 especies registradas, tendríamos unas 67.500 especies.
Lo triste de todo este asunto es que con el 0,05 que comercializamos todos tratan de imitar a los demás, la poca creatividad y la poca recepción para el consumo por parte de todo el mundo, hace que no haya cabida para las nuevas especies.
En el estomago del hombre de Tollund; en el año 1958, en Horsegummen, Dinamarca, encontraron una papilla de linaza, carmelina, cebada y acederilla, mezclada con más hierbas y se concluyo que no había ingesta de carne.
Veamos algunas de estas plantas para ir entrando en materia y poder comenzar a consumirlas;
Una gran mayoría de las plantas que están en el planeta podemos decir que son comestibles, partiendo que la mayoría son consumidas por los animales, están registradas aproximadamente unas 10.800 especies de las cuales la cuarta parte son comestibles. Cuando revisamos la historia alimenticia del hombre o mejor cuando nos adentramos en la antropología de la alimentación, nos encontramos con que el hombre en el Paleolítico, era un ser omnivoro que consumía bastantes vegetales.
De acuerdo con la antropogenesis, en los estómagos de momias de los primeros simios se han encontrado vestigios de hierbas. Su dieta era vegetariana y predominaba la dieta arborícola; frutos, hojas, flores y raíces, de las cuales aún conservamos algunas costumbres.
El autralopithecus consumía frutas y vegetales y ocasionalmente era omnívoro, hace un millón de años, onmívoro y carroñero.
En el Neolítico, comprendido entre hace 10.000 y 1.800 años antes del año cero, se inicia la agricultura y la domesticación de animales.
En algún momento fueron arvenses, otrora no se les tenia como alimento pero por alguna extraña circunstancia se convirtieron; la rúcula, la avena, el diente de león, la acelga y en fin una gran variedad, que poco a poco iremos nombrando.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), avala -un poco- mas o menos de 110 especies.
Muchas especies se consideran no aptas para consumo humano, aunque en la actualidad con el auge de la comida gourmet y otras corrientes gastronómicas, se han venido aceptando especies que hasta hace poco no se nos pasaban por la cabeza.
La humanidad cuenta con un inventario mayor a las 12.000 especies, pero para ser un poco mas precisos podemos tomar la lista de Kunkel (1984) en la cual se registran 12.650 especies, la lista actualizada a esta época pasa de las 15,000 especies.
Si asumimos que el 25% de las flores del mundo fuesen comestibles, entonces de las 270.000 especies registradas, tendríamos unas 67.500 especies.
Lo triste de todo este asunto es que con el 0,05 que comercializamos todos tratan de imitar a los demás, la poca creatividad y la poca recepción para el consumo por parte de todo el mundo, hace que no haya cabida para las nuevas especies.
En el estomago del hombre de Tollund; en el año 1958, en Horsegummen, Dinamarca, encontraron una papilla de linaza, carmelina, cebada y acederilla, mezclada con más hierbas y se concluyo que no había ingesta de carne.
Veamos algunas de estas plantas para ir entrando en materia y poder comenzar a consumirlas;
Cerraja (Sonchus)
La cerraja o lechuga de las liebres, llamada así en España, podemos encontrarla por
los campos. Sus hojas son comestibles, pero mejor si la
planta es joven o su etapa fenológica es la de prefloración, porque entonces se llena de una
savia blanca muy amarga.
Dentro del género Sonchus hay diferentes especies que varían
en la forma de las hojas: arvensis, oleraceus, asper, palustris,
crassifolius,...
Diente de León (Taraxacum officinale)
Muy parecida a la cerraja. De la misma manera, sus hojas son
comestibles, preferiblemente jóvenes, antes que se amarguen demasiado.
Tanto el diente de león como la cerraja pueden consumirse.
Lechuga salvaje (Lactuca virosa)
Es la versión silvestre de la lechuga (Lactuca sátiva), y le
ocurre lo mismo que a la cerraja y el diente de león; se consumen las hojas de
la planta joven, antes de la flor, para evitar que sean demasiado amargas.
El nombre de Lechuga proviene del nombre Lactuca, que en
latín significa "lechosa", precisamente por la savia blanca que
produce la planta al florecer y de la que ya hemos hablado en el caso del
género Sonchus.
Malva
Las hojas jóvenes son tiernas y pueden consumirse crudas.
Las hojas más viejas pueden cocerse como si fueran espinacas o acelgas. También
pueden consumirse las flores, y al parecer, los frutos están deliciosos.
La malva se utiliza mucho en la cocina del norte de África,
por ejemplo, para hacer la ensalada marroquí Bakkoula o el Khobbeza alrgelino
(garbanzos con malva).
Bledo o cenizo (Chenopodium)
Pertenece a la misma familia que las espinacas
(Chenopodioideae). El nombre de chenopodium viene de la forma de la hoja:
"cheno" en latín significa "ganso" y "podio" pie.
Son comestibles las hojas tanto crudas como cocinadas, y con
los frutos se hacen bebidas, harina, pan,... Su consumo es muy popular en
muchos países de Sudamérica.
Borraja (Borago officinalis)
En algunas partes de España es considerada ingrediente
fundamental de muchos platos típicos.
Tanto las hojas como los tallos están recubiertos de unos
ásperos pelos, lo que dificulta su consumo en crudo. Pero una vez eliminados se
pueden cocinar de numerosas maneras: las hojas en tortilla, los tallos en
revueltos con setas, las flores en ensaladas, etc...
Plantago o llantén
Este género contiene numerosas especies que, aunque varían
entre sí levemente (por ejemplo en el
tamaño de la hoja y la flor) son fácilmente reconocibles porque sus
hojas tienen entre 3 y 7 nervaciones longitudinales (de ahí que en algunos
sitios se la llame "hierba de 5 venas" o "hierba de 7
costillas") y sus flores tienen un aspecto "peludo" que las
asemeja a la cola de un ratón o de un conejo (de ahí que la llamen
"pelusa", "cola de ratón" o "cola de conejo").
Las hojas son comestibles en crudo, cocinadas, e incluso se
puede hacer infusión con ellas.
Verdolaga (Portulaca oleracea)
Es otra planta rastrera, conocida desde la antigüedad por
sus propiedades nutritivas y también por sus supuestas propiedades curativas.
Es una
planta de hojas carnosas y tallos muy rojos y flores amarillas de la familia de las Portulacáceas. La podemos encontrar en suelos arenosos, un
poco húmedos, como en bordes de campos agrícolas o incluso en tiestos y
macetas.
Tiene un sabor ligeramente ácido-agrio y puede consumirse
tanto las hojas como los tallos en crudo o cocinadas.
Es muy popular en América, y en Australia sus semillas se
emplean para elaborar pan.
Tagarnina o cardillo
(Scolymus hispanicus)
Pasa por un vulgar cardo, pero al menos en el Sur de España,
es altamente apreciado. Con ellas se
pueden hacer revueltos, tortillas, cocidos,...
Se recolecta joven, cuando aún no ha comenzado a florecer, y
no es más que un cardo rastrero en forma de estrella. Se le quitan las espinas,
consumiéndose solo la gruesa y tierna nervadura central.
La ortiga, el saúco,
La ortiga, el saúco,
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